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Espera: ¿De qué tamaño son tus raíces?

Muchos pequeños cuando están en edad de preescolar han realizado el siguiente experimento: Poner en un vaso o frasco unos algodones empapados en agua y meter entre ellos lentejas o frijoles, dejan pasar los días y regresan a ver si creció o no una plantita. Generalmente a los 3 días ya ha comenzado a crecer la plantita. Este ejercicio les enseña a los niños los procesos. Después de esto, tan sencillo como tirar todo.

Generalmente en la vida así nos conducimos, queremos ver que nuestra vida comienza a germinar en lo menos de tiempo posible y cuando no nos da los resultados que esperábamos o vemos que es muy pequeño, preferimos dejarlo o botarlo, sin darnos cuenta de que la alegría y el aprendizaje se encuentra en el proceso.

Imaginemos que nuestras vidas son un árbol, ¿de qué tamaño somos? ¿Somos tan solo un frijolito que dura tres días, sin esencia ni raíces fijas o somos un árbol frondoso, grande, bello y hermoso con raíces que pueden soportar las tormentas? Generalmente nuestra identidad es la que ha sido moldeada con el paso del tiempo y nuestra realidad. Sin embargo, siempre, todo, está sujeto a cambiar de manera significativa si tan solo nos lo proponemos.

Si hablamos de los árboles, todos sabemos que tardan muchísimos años en crecer. Comienzan con una semilla pequeña y aunque nosotros no nos demos cuenta del crecimiento ya que no vemos nada en la superficie, podemos estar seguros de que hay un crecimiento hacia abajo. ¿Abajo? ¿Qué no se supone que debemos de ir hacia arriba? Si, así es, sin embargo, cuando hay una tormenta, si no tenemos de dónde agarrarnos es muy fácil que puedan arrancarnos y muramos. Es por eso que es necesario tomar tiempo, cuidado y empeño en las raíces.

Ve a tu alrededor, si logras ver un árbol frondoso, te invito a que te acerques, intenta moverlo, empujarlo, hacerle daño, no se puede. Ahora, si eres lo suficientemente intrépido, puedes intentar subirlo ¿te aguanta? ¡Claro! Porque así de fuertes son los árboles. Para dar soporte a todos los que llegan a ellos, dar sombra y preservar la vida.

Cuando veas que no creces en ningún aspecto de la vida pese a que has invertido mucho tiempo, dinero y esfuerzo, y sientas que ha sido en vano, recuerda que son las raíces en lo que has invertido todo este tiempo. Ese crecimiento que no se alcanza a ver ha sido hacia abajo y es importante esperar, ser paciente y verás cómo, después de todo ese tiempo, esfuerzo y dinero invertido, es que las raíces están muy bien establecidas y ahora sí, ¡ya comienza el crecimiento por encima de la superficie! Ahora sí, ya podrás ver cómo todo tu esfuerzo, comienza a dar frutos. Tan solo espera.

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