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10 años perdidos

Leí la historia de un joven que en sus años adolescentes fue acusado falsamente por violación. Siendo que había muchas irregularidades y que todos veían a la mujer como víctima, le dieron una condena larga. Su abogado intercedió y bajaron su condena a 10 años. 10 años. 10 años de su vida en una prisión, ¡por algo que él no realizó!


¿Cómo se sintió? Sus lágrimas no demostraban todo su interior. Era el fin de los sueños que tenía, el fin de la vida como la conocía, el fin de su reputación. Si una persona ha estado en la cárcel, por el motivo que sea, esa persona ya no puede trabajar en alguna empresa sin ser juzgado de antemano. El mundo así es, la gente juzga sin saber.


Eso le sucedió a él. Después de cumplir su condena, salió y tuvo libertad condicional, usando un brazalete en su pierna que no le permitía salir a donde quisiera. De pronto la persona que lo había acusado falsamente, se acercó a él para decirle que pusieran todo en el pasado y confesó que él jamás la había violado, que todo fue creado para poder obtener fondos.


La justicia le llegó 10 años después. 10 años estuvo preso, haciendo algo que no quería, no debía y no tenía por qué. Muchos podrían decir que esos 10 años, fueron perdidos, fueron tirados a la basura.


Se perdió vacaciones, estudios, tiempo con la familia, cumpleaños, viajes, en fin. Pero el hombre que salió de esa prisión, no fue el mismo joven que entró. Ese hombre tenía un carácter que no se turba con nada, un carácter que habla por él mismo, un carácter que le permitirá recobrar su vida y hacerlo en la “línea rápida”, logrando más de lo que aquellos que estuvieron fuera todo este tiempo han logrado. Un carácter que le enseñó a valorar la vida y el tiempo en familia.


Y esta historia me tocó el corazón. A este hombre su prisión le imposibilitó durante 10 años dentro del mismo edificio sin poder siquiera ir a comprar un helado a un parque, sin embargo a muchos otros, la prisión de sus mentes les imposibilita. Y aunque pueden salir a cualquier lugar que deseen, esa prisión en sus mentes no se los permite. Y pasan los años y siguen donde mismo, parece que no avanzan. Viven en una monotonía que odian, desean cosas que no se atreven a realizar y se quejan por la vida que llevan. El tiempo con sus familias es mínimo y ese mundo que desearían conocer, se posterga por años hasta que “haya tiempo” porque ahora, se vive muy ocupado. ¿Qué está pasando? Viven presos sin darse cuenta. Viven aprisionados por gusto.


Este hombre que pasó 10 años de su vida tras barrotes, pudo ver que la vida tenía que disfrutarse. Y estoy segura de que cada día que pasa, los disfruta como si fuera el último. Pero muchos que están afuera, jamás llegan a comprender que la vida es para disfrutarse. Muchos tan sólo esconden sus sueños, metas, deseos, anhelos y los arrumban en el olvido. ¿Por qué? Porque creen que la vida les durará sin darse cuenta que en un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar.


El miedo, la pena, la vergüenza. Estos son solo algunos de los fantasmas que nos aprisionan hasta que nos damos cuenta de ellos y los desechamos.


Esta historia me tocó mucho porque yo pasé por un proceso de 10 años en una prisión mental que yo misma creé. 10 años se me fueron en donde pude haber pensado que perdí, sin embargo me sirvieron para aprender y entender que la vida es tan diferente a lo que yo creía. Y que con esfuerzo, dedicación, entrega y pasión es posible lograr todo lo que deseo.


¿Pero cómo podemos deshacernos de los fantasmas?

* Tomando consciencia de que los tenemos.

* Enfrentándolos.

* Cambiando nuestra realidad.

* Mejorándonos.

* Cumpliendo con lo que nos hemos propuesto.


¿Cuántos años más dejarás pasar? ¿Quieres seguir viviendo en una prisión mental?


Hay un verso que me gusta mucho de la Biblia:

"Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros." Joel 2:25


Mientras pasé por estos años de prisión mental, me aferré a este verso haciéndolo mío, "Y te restituiré Jazmín, los años que la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta te comieron..." Y al fin, cerrando este capítulo de prisionera en mi vida, me decidí a recuperar esos años "perdidos" que formaron mi carácter.Agradecida siempre por ello, ya que si no hubierapasado por ahí, no estaría en donde estoy. Te comparto un video- poema que hice en relación a los 10 años que estuve aprisionada mentalmente, espero que te sirva. Y recuerda que tú puedes lograr todos tus sueños si decides salir de esa prisión que te encadena.


¡Un abrazo!


sueños!









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