top of page

La calificación

- Mami, si no salgo bien en los exámenes, ¿me vas a regañar y te vas a enojar? - No mi amor. Tu valor no lo define un número en un papel.


Fueron las palabras de ayer en el desayuno mientras comía mi “low carb hamburguer” y mi niña sus “nuggets” de pollo. No soy una mamá convencional. No soy una maestra convencional. No soy una persona convencional. ¿Qué viene detrás de esa afirmación que le hice a mi hija? Mucho.


Me dedico a la educación, desde el vientre hasta adultos, mi principal enfoque son los niños de 0 a 12 mas tengo un especial afecto a los adolescentes también. Estoy fírmemente convencida de que la gente aprende más cuando disfrutan las cosas. No importa la edad. Si te gusta, lo disfrutas o te divierte, vas a aprenderlo MÁS RÁPIDO, MÁS FÁCIL, y TE DURARÁ POR SIEMPRE. Si te disgusta, te molesta, te causa tedio y te da “dolor de cabeza”, sólo aprenderás lo necesario para sacar una nota y salir o “pasar” de esa clase será como alivio para tu cabeza.


El sistema está obsoleto.


Mientras platicábamos mi bebé y yo, me dí a la tarea de imprimir en su corazón su identidad. Una persona valiosa por quién es, con un propósito en la vida que jamás permitiré que sea definida por un número que no tiene más que un valor SUBJETIVO.


Yo siempre fui la “más inteligente” del salón. ¿Más inteligente? ¡Caray! Eso es pecar de soberbia. Mejor redefino esa afirmación: Yo siempre fui la que MÁS SE ACOPLÓ al sistema y sacó las mejores notas. Pero la más inteligente, haha, ¡NO LO FUÍ JAMÁS! Mis notas en un papel, en un examen, una boleta, fueron NADA al momento de salir de la escuela. Al momento de enfrentar la vida. Veo a otros amigos de la infancia y los considero EXTREMADAMENTE inteligentes. De hecho, los considero exitosos e inteligentes. Y recuerdo que sus calificaciones eran incluso por debajo de la media, incluso algunos hasta llegaron a ser considerados “burros” porque reprobaron. Entonces, ¿qué es lo que hace inteligente a una persona? Creo que hemos empleado mal esta palabra por muchos años.


Inteligencia viene en muchas formas y tamaños. Hay quienes la usan para la botánica, otros para la salud, otros para el área legal, otros para la agricultura, otros para las acciones de bolsa, otros para la música, otros para la actuación, otros para la escritura, otros para la cocina, otros para el activismo, otros para la enseñanza... en fin... la lista sería interminable. Pero ¿quién define a la inteligencia? Es como la belleza: dependiendo de la persona que lo mire. Asimismo con la inteligencia, dependiendo de quien de ella se beneficie.


Yo puedo considerar a la señora del aseo que me mostró que la ropa de color jamás se lava con cloro, ¡la más inteligente en lavandería!, o el señor que viene a venderme tamales y le quedan súper suavecitos y deliciosos ¡el más inteligente en cocina!, o al doctor que me salvó de una septicemia, ¡el más inteligente en medicina! Pero... ¿puedo acaso compararlos? ¿Absurdo? Si eso suena absurdo de adultos, ¿por qué razón creemos que no suena absurdo en niños? ¿Por qué nos empeñamos en compararlos?


Según infinidad de teorías como entre las que puedo mencionar a autores como Gardner, Goleman, Kolbe e incluso Chapman, cada persona es DIFERENTE, tanto en el aspecto cognitivo, físico, social y receptivo. Y no puedo juzgar a un pez por su habilidad para trepar un árbol al igual que puedo juzgar a un mono por su habilidad de trepar un árbol. Sería absurdo, ilógico, irreal, subjetivo. Y regresamos a lo mismo. La manera en la que el sistema nos ha enseñado educación redunda en lo subjetivo.


Mi hija llegó hace meses (teníamos un mes de haber regresado a México después de tantos años en el extranjero) con su autoestima dañada por la escuela. Le dijeron sus compañeras que era una “burra” porque no sabía leer y eso que se encuentra en tercero de primaria. (Hoy que escribo ésto, ella ya sabe leer en español). Pero en ese entonces, se burlaron de ella. Ella llegó y me dijo “¿mami soy una tonta? (Me dijo el nombre de la niña y el grupito) dijo que lo soy”. En un rictus del alma, tratando de cubrir el dolor que me causaban las palabras por la crueldad manifestada hacia mi hija, me senté, la abracé y le dije:


“¿Tonta? ¿Tú crees que una persona tonta habla Chino, Inglés y Español perfectamente? ¿Crees que una persona tonta sabe leer chino? ¿Crees que una persona tonta sabe andar sola en China preguntando a extraños por cosas en un supermercado, por direcciones, entenderles y hablar con ellos en su idioma? ¿Crees que una persona tonta sabe lo que significa pararse en un aeropuerto y conocer sus reglas, hablar con agentes de migración de diferentes países y la diferencia entre monedas? ¿Crees que una persona tonta sabe las realidades de asuntos del día de hoy, se compadece y dice “vamos a adoptar a un perrito, vamos a adoptar a un hermanito, porque no tiene papá y mamá y nosotros podemos cuidarlos y amarlos; no me des a mi, mejor invirtámoslo para mi futura empresa?”... No... Tú NO ERES TONTA. Tu eres sumamente inteligente, sólo que si te comparas con otros jamás encontrarás tu verdadero valor...”


Mi hija, ese día comprendió que era una persona de valor e inteligente, no importaba lo que los demás o un papel dijeran. Duele. Si. Duele. En Asia muchos se han suicidado por este mismo motivo. Ahora le ponemos nombre “bullying”... pero es simplemente IRRESPETO, INTOLERANCIA y falta de empatía, que viene marcada por una fuerte dosis de competencia. ¿Competencia? Prefiero formar sinergia.


Desde pequeña aprendí que mi hija está destinada a las artes. Es una mente creativa en potencia. Hay días en que se sienta y diseña su línea de accesorios, bisutería, ropa y juguetes para su futura empresa. Una mente creativa no puede encerrarse en el mundo de “si no me sacas esta raíz cuadrada significa que eres un burro”. No. No permitiré que mi hija pase por eso.


También, aplica para maestros, ejecutivos, empresas enteras. Oh pero muchas veces este tipo de teorías son relegadas porque... significa hacer las cosas diferentes. Y hacer las cosas diferentes significa cambiar. Y cambiar significa... hacer ALGO. Y la mayoría de la gente es cómoda en lo que hace.


Un ejemplo para maestros. Recuerdo que una maestra dijo durante clase en la universidad, estando yo embarazada de 71/2 meses: “Yo creo que las mujeres que salen embarazadas son unas tontas e ignorantes, habiendo tantas maneras de no embarazarse hoy en día... aparte, si mi hija que ya es adulta como ustedes, sale embarazada, yo le diría que abortara. Los hijos de las mujeres así son una maldición para la sociedad, son una carga...” Y la maestra siguió sacando todo lo que su corazón tenía (De la abundancia del corazón habla la boca). Yo en ese momento, toqué mi vientre y le dije a esa bolita de carne que crecía dentro de mi “tú no hagas caso de eso, tú no eres lo que ella dice, tú eres una bendición para mi vida.” No puedo creer que haya personas que consideren a mi hija una maldición para la sociedad o a mi una ignorante. Todo es subjetivo. Y no, tampoco puedo creer que ella sea una “Maestra Ejemplar”. Alguien ejemplar es alguien digno de ser imitado. Pero cuando me tocó hacer la evaluación de docente, esa maestra sacó un 98%/100% siendo considerada una “Maestra Ejemplar”, claro, esa evaluación sólo hacía preguntas como “la maestra siguió el currículo de la clase, la maestra encargó tareas, la maestra checó tareas...” y cosas de esas. El sistema no sólo afecta a los alumnos sino también a los maestros. Pone en pedestales a aquellos que no debieran ocupar esos puestos. ¿Cómo puedo creer que mi hija siendo una mariposa pueda ser evaluada con una evaluación hecha para tigres? ¡No!


No digo, ni sugiero que los niños deben de “flojear” y no echarle ganas a la escuela ni salir bien en los exámenes. Lo que digo es que deberíamos cambiar la manera de impartir el conocimiento, la manera de evaluarlos, la manera de hacerlos sentir. Otros países ya lo están haciendo y ¡les está dando resultados! Otras escuelas y universidades de prestigio también, ya no le ponen tanto énfasis a los números, ahora se han diversificado.


¿Ejemplos? ¿Más ejemplos? Gladys Aylward, Hudson Taylor, George Muller, Jobs, Gates, Zuckerberg, Disney, Jordan, Winfrey, Trump, Los Beatles… personas que fueron consideradas FRACASOS en su momento y que han venido a demostrar lo contrario. Si hubieran creído lo que el sistema decía de ellos jamás hubieran cambiado al mundo como lo han hecho. Una calificación NO TE DEFINE, llevar la bandera NO TE DEFINE, un papel NO TE DEFINE. La definición de una persona está basada en la identidad que como padres ha sido puesta a través de la impartición, impartición de muchas cosas...


La vida no está hecha de formalismos, la vida está hecha de personas, no estamos tratando con sistemas, no tratamos con leyes, no tratamos con países, tratamos con personas, personas como tú y como yo con problemas, deseos, sueños, metas y anhelos, personas con seres queridos, con padres, hijos, familiares, personas al fin de cuentas, con historias, con dolores y alegrías, pero personas. Eso es lo que debiéramos enseñar en las escuelas, ¿cómo hacerle frente a la vida? Se supone que nos “preparan para la vida”, pero, ¿es cierto? Dímelo tú, ¿qué te enseñó la escuela sobre la vida? ¿Usar wikipedia, google and Ctrl c+ Ctrl v? ¿Y luego?


A mi la escuela me dio un bonito título que ni siquiera tengo colgado... muchas amistades que atesoro en mi corazón y ya. Lo demás me tocó aprenderlo “allá afuera” en la vida real. Pero, ¿qué pasaría si la escuela se convirtiera en un lugar donde el aprendizaje no se evaluara de manera monótona y subjetiva (obsoleta) sino práctica? ¿Donde existiera el ambiente propicio para desarrollar todos los tipos de inteligencias? ¿Donde te impulsaran a soñar y te dijeran que tu límite va más allá de las estrellas? ¿Donde no te sobajaran porque eres pequeño? ¿Donde no te limitaran porque eres “niño”? ¿Donde nos enseñaran a comportarnos en la sociedad, a dar una buena presentación sin leer todo el Power Point como aquellas que son para cerrar tratos de negocios? ¿Un lugar que nos enseñara sobre la diversidad que existe en el mundo en vez de “bannearlo”? ¿Un lugar donde el niño gritara con ansias para ir a la escuela en vez de llorar por no querer asistir? ¿Un lugar donde nos enseñaran a manejar nuestras emociones? ¿Un lugar donde nos ayudaran a explotar nuestra creatividad? ¿Un lugar donde se nos enseñaran cosas prácticas y que realmente usaríamos en la vida real? Oh... pero seguimos un sistema que fue inventado hace cientos de años para crear trabajadores de fábricas en serie. YA NO APLICA.


Sin embargo... seguiré estudiando e investigando este maravilloso mundo de impartición, ya no le llamaré educación sino impartición, de conocimientos, valores, sueños... impartición. ¡Que los cambios cuestan, no se hacen de la noche a la mañana y lo que yo haga hoy, repercutirá en mis futuras generaciones! Por ellos lo hago.

bottom of page