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¿Trabajar duro o trabajar sabiamente?




Es tan diferente. La misma sociedad en que vivimos nos ha hecho creer que hay que trabajar muy “duro” para poder lograr nuestros sueños. Ah, me permito externar mi opinión y decir que no es trabajar “muy duro” sino trabajar “sabia e inteligentemente”.


Inteligencia y sabiduría no son lo mismo. Inteligencia es tener el conocimiento, sabiduría es saber aplicarlo. Generalmente, por poner un ejemplo, en las escuelas, los niños que se memorizan todo son los más inteligentes, pero si les preguntamos sobre cómo poner en práctica ese conocimiento, no saben y ahí nos demuestran que pese a ser tan inteligentes, no son sabios. Y este ejemplo lo podemos ver en tantos sitios en nuestras vidas, llámese trabajo, familia, escuela, círculos sociales… en todo aplica.


Y generalmente he escuchado y visto las cejas alzadas de personas que trabajan 8 horas seguidas en un sitio y ven a otros trabajando con más flexibilidad y ganando más y se quejan de esas personas que ven. Y me pregunto ¿por qué? Y les he preguntado y entre tantas respuestas he escuchado: Es que casi no trabaja, si nada más hace “esto y aquello” y yo que me la paso haciendo “esto”. Y ahí es donde veo que en su punto de vista, minimizan el trabajo de aquél a quien critican creyendo que ellos por trabajar más merecen más.


No. No es así. La vida real muestra una gran diferencia. Sí, es bien cierto que el que más trabaja a la larga verá más que el que no, también es cierto que para trabajar hay que hacerlo sabiamente. Invertir las horas de nuestro tiempo en “cosas” que nos dejen a la larga tanto riqueza monetaria como emocional. Sin tener que decantarse por alguna de estas.


Pero la sociedad nos hace creer otra cosa y la mayoría lo sigue ciegamente sin cuestionarlo tratando de alcanzar la primera y generalmente sacrificando la segunda.


Tengo un cuadro que dice “Work wisely, play wisely”, que significa algo como “trabaja sabiamente, juega sabiamente”, que es un recordatorio para mi y pretende enseñarme que he de trabajar invirtiendo mi tiempo en la meta final que quiero lograr sin malgastarlo en actividades que no me lleven a esa meta. Así como, al momento de disfrutar de los frutos de mi trabajo, debo de tener los pies bien en la tierra y ser sabia en cómo lo hago, ¿por qué? Porque una sola decisión en la dirección incorrecta puede “tumbar” gran parte del “edificio” que construyo en mi vida.


Imaginemos que nuestras vidas son un edificio y que estamos trabajando y trabajando y cada quien quiere construir ya sea una casa o un edificio (depende de cada persona y sus ambiciones) sin embargo, resulta que una persona está trabajando y trabajando pero en diferentes “obras”, mientras que el vecino de al lado, trabaja en su obra, al principio todo parece indicar que el pobre vecino no sale de ahí, mientras que nosotros ya tenemos los primeros pisos… pero pasan los años y el vecino llega a tener un gran edificio de unos 50 pisos, pero el nuestro no pasa del tercer piso y nos quejamos. ¿Pero por qué? Y decimos “si yo trabajaba y trabajaba y trabajaba más que él, ¿por qué yo no pasé del primer piso?” La respuesta es sencilla, porque trabajabas mucho pero no sabiamente. Esto si bien si fue trabajar duro, claramente no fue trabajar sabiamente.


Si decidimos hoy trabajar muchas horas de nuestro tiempo pero en algo que no nos acerca a aquello que queremos, estamos trabajando duro, pero no nos llevará a ningún lado. Sin embargo, si decidimos invertir ese tiempo en efectivamente la meta que deseamos, quizás al principio tengamos que sacrificar “comodidades, amistades, tiempo, etc.” sin embargo cada hora, será invertida en esa meta final que deseamos y a la larga, podremos darnos cuenta de que nuestro trabajo fue “sabio”.


Ya van varias ocasiones en donde me quedo callada al escuchar a personas expresarse sobre mi trabajo, creyendo que no “trabajo” solo porque no me ven haciendo lo que la sociedad ha marcado. Es como el juicio que ponen sobre mi hija de creer que “no estudia” solo porque no va a la escuela. Creo que al romper los moldes de la sociedad, siempre hay un prejuicio a las actividades que se salen de él.


Pero hay que recordar que no es lo mismo trabajar duro, que trabajar sabiamente. En una seguimos a la corriente y en la otra, somos los dueños de nuestro destino.


Y tú, ¿trabajas duro o sabiamente?

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