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Aprendizajes de Taiwán: Cultura, educación, imagen y familia.


La cultura se construye a través del gobierno, el cual hace las leyes que moldean a la sociedad, después entran los empresarios quienes invierten en darle forma a las ideas de acuerdo a esas políticas establecidas y por último, la sociedad quien lo consume y se beneficia.

Hoy les mostraré cuatro ejemplos: CULTURA, EDUCACIÓN, IMAGEN y FAMILIA. Espero que como mexicanos, nos demos cuenta de lo que tenemos y de cómo podemos mejorar nosotros mismos nuestra vida, imagen exterior y el futuro que deseamos dejar a nuestras siguientes generaciones.

Por el momento me encuentro en Taiwán, y al estar aquí, me doy cuenta de cómo estas pequeñeces influyen en la sociedad, formándola.


1. CULTURA

Cada vez que me encuentro en Asia, independientemente del país al que voy, siento que todos tienen un orgullo nacional. Me demuestran su cultura a través de todo, desde la decoración, ambientación, ropa, aromas, sonidos y comida, entre muchos otros.

En México he visto que se busca siempre imitar a Estados Unidos o a Europa, pero en el camino se pierde la identidad que nos caracteriza. Y no es que diga que sea "malo" imitar, porque Corea se convirtió en país de primer mundo a través de eso, de la imitación a Estados Unidos, pero nunca dejaron su cultura atrás, sino que la abrazaron y tomaron lo bueno de otros para adaptarlo a ellos.

Como turista sé más de la ropa tradicional de países asiáticos que la de regiones mexicanas, porque el mismo mexicano evita utilizarlas cuando en Asia, por el contrario, se fomenta su uso. Cuando vivimos en China mi hija paseaba en Qipaos y en su guardarropa eran estos vestidos parte de su día a día, no solo para utilizarse en festivales, sino que así íbamos al cine, al parque de diversiones o a tomarnos un cafecito y nadie nos veía "raro" ni parecía como si nos hubiéramos vestido para un festival, sino que era parte del día a día. En India nos vestimos con Saris y en Japón me vestí con a una Yucata, que terminé comprando una. En todos estos sitios, la gente local los utiliza para el día a día y se enorgullecen de llevarlos puestos. Pero en México si salimos con faldas vaporosas como las de Puebla, Veracruz o Hidalgo, se nos observa y pregunta, "¿a dónde vas?, ¿por qué vas vestida así?", entre otras preguntas que para quien las use, se sentirá incómoda y por lo tanto, dejará de usarlas.

En Asia, por ahora hablando de Taiwán, desde vitrinas con ropa tradicional, hasta programas televisivos donde se exalta la cultura y leyendas, la primera cara que nos muestra es su cultura china. México tiene tanto que podría mostrarse con orgullo al mundo, desde nuestros hermosos trajes típicos, hasta la comida de cada región, la música también y los lugares con afluencia de extranjeros, en vez de ser una copia de Europa o Estados Unidos, podrían estar llenos de nuestra cultura y demostrarla. Hacer de esos lugares museos andantes donde nuestro México se muestre con orgullo en vez de nosotros mismos minimizarnos.

Otro maravilloso ejemplo reciente, el caso de Yalitza Aparicio, quien en el México tradicional moderno no hubiera alcanzado los logros que ha tenido y quien vino a romper paradigmas en la sociedad y ¡me encanta! Anhelo el día en donde nuestros hijos consuman caricaturas de nuestras leyendas, de nuestros paisajes, programas nuestros (sanos e inteligentes, pero de eso escribiré luego... si quieren conocer el grado cultural de un país, observen su programación de televisión abierta) el día en donde nuestras hijas e hijos vistan con trajes regionales sin sentirse salidos de un festival escolar, donde la música tradicional se escuche tanto en oficinas de gobierno como en el sector privado. Donde en las más altas ceremonias utilicemos nuestros trajes regionales y comamos nuestra comida típica en vez de querer ser una copia de otros; y elevemos nuestra identidad nacional.

Como padres, ¿qué fomentamos? La música tradicional, los trajes típicos, la comida, las leyendas. Cuando dejemos de ser consumidores de otros y comencemos a consumir nuestra propia cultura en vez de minimizarla, es que como país creceremos.


2. EDUCACIÓN

El tema que me apasiona. Ya saben que podría escribir demasiado sobre esto, pero seré breve y concisa: en México falta el fomento educativo.

El simple hecho de que pongamos libros alrededor de nuestros hijos, hace que ellos se familiaricen y por lo tanto, al verlo como algo normal, lo hagan parte de su rutina, y no al contrario como sucede hoy en día, que cuando vemos a un niño leyendo nos extrañamos y asombramos. En Taiwán entienden esto perfectamente y no solo ponen libros de manera gratuita para la comunidad, sino también para los pequeños. Así cualquiera puede hojearlos, verlos, leerlos y adquirir ese conocimiento.

En México, podemos observar que en algunos establecimientos ofrecen internet, periódicos y revistas, que en su mayoría son de corte amarillista y de farándula. Y esto ¿qué es lo que crea? Una sociedad con mentalidad de corte amarillista y de farándula y por lo tanto sus pláticas son así. Sin caer en decir nombres de marcas, la mayoría de las pláticas que escucho en México son de las series que han visto, el actor o actriz del momento o los gadgets más nuevos, si ya hablo con padres de familia es sobre calificaciones y escuelas y nada más profundo, puesto que la misma sociedad tiene este pensamiento.

En los últimos dos días he tenido pláticas muy interesantes con personas maravillosas de diferentes generaciones y países. Desde emprendedurismo e inversiones en Asia, sistemas penitenciarios y sus diferencias entre países, políticas económicas que pretenden dar fruto en 50 años hasta historia de colonias e invasiones por cuestiones de recursos naturales. En México este tipo de pláticas no se puede tener con la mayoría de la gente, pues la educación se ha visto plagada de cosas efímeras que nos hacen pensar en salir de nuestra realidad a través de entretenimiento con baja dosis cultural y moral en vez de tocar temas de carácter global. Todo, absolutamente todo, comienza en la educación y en la familia.

Si educamos niños que tengan visión global, crearemos adultos que puedan sostener pláticas más allá de la última serie del momento o lo que harán el fin de semana, por poner algunos ejemplos. Y al poder tener esa comprensión del mundo, podrán tomar decisiones mejor informadas, lo cual hará que puedan tener una mejor calidad de vida y acceder a mejores oportunidades. La pregunta es ¿qué clase de adultos educamos? Si cuando nuestros hijos están inquietos preferimos darles el celular para que se entretengan con aplicaciones que no les aportan nada a su cultura, educación o formación personal... creo que tenemos una gran área de oportunidad para mejorar y ofrecerles materiales que sí les aporten y ayuden a crecer como personas. Nuestros hijos tan solo son el reflejo de la cultura en la que crecieron y de los impulsos que les dimos como padres.

Podemos tomar ejemplos de otras culturas para que nuestros hijos mejoren o podemos dejar que fluyan con lo que ya se encuentra a su alrededor. Nosotros como padres, mediante la educación que brindamos en casa, es que podemos formar la cultura.


3. IMAGEN

El mes pasado di una capacitación sobre "la excelencia de la imagen en la empresa" en la Red Nacional México Emprende, donde también expliqué que los países, ciudades, vecindarios y lugares, así como las empresas, dan una imagen. Por ejemplo, si pensamos en Japón lo relacionamos a tecnología, Holanda a bicicletas, Suiza a relojes, Alemania a puntualidad y China a artes marciales. ¿Alguna vez se han preguntado qué imagen tiene México en el mundo? Les contaré desde mi experiencia. Cuando me encontraba viviendo en Francia, una vez mientras nos presentábamos, cuando dije que era mexicana, gritaron “burrito, poncho, sombrero, fiesta”. Y cada vez que visitaba un país nuevo me sentía tan mal conmigo misma de no encajar en esa imagen que la gente tiene de México hasta que me di cuenta de que no era porque no quisiera, sino porque me molestaba que como mexicanos nos vieran como aquel hombre borracho, recargado en un cactus con un sombrero y un poncho que va saliendo de la fiesta. Yo sabía que México era mucho más que todo eso. Ahora ya me acostumbré al “pero tú no pareces mexicana”...

Cuando estuve en Japón por primera vez, me preguntaron “¿ustedes todavía usan burros para transportarse verdad?” Y lo peor de todo es que no me lo preguntaron en broma, sino que realmente creían que estamos tan atrasados que aún vivimos en la época de burros como medio de transporte. Me reí y les expliqué. Pero ahí me di cuenta qué imagen damos.

Otra vez quedando de vernos con amigos de diferentes países y yo la única mexicana, hicimos cita y agregaron “pero a las "8” por favor, no a las “8” mexicanas”. Si, también comprendí que la imagen del mexicano en el extranjero es la de ser sumamente impuntual.

Cuando comenzamos a ver que absolutamente todo influye en la imagen que tiene México en el mundo, comenzamos a poner atención a los detalles. Si realmente quisiéramos que México figurara por cosas buenas en el exterior, podríamos comenzar con nuestras familias, con enseñarles limpieza, educación, respeto y modales. Después podríamos implementar esas mismas enseñanzas en nuestros lugares de trabajo y negocios y así poco a poco la sociedad cambiaría para bien y demostraría una imagen positiva en el extranjero. Pero si la cultura colectiva se comporta de una manera que no debiera, creyendo que “no pasa nada", eso es exactamente lo que sucede, que todos alrededor hacen lo mismo y creen que “no pasa nada” y es ahí donde, desde afuera nos ven de esa manera, porque, todos se comportan así. Por eso el cambio siempre comienza en uno mismo, para expandirse a la familia y después al lugar de trabajo. Y es así como con tu ejemplo, es que la sociedad podrá cambiar positivamente. Jamás creas que lo que haces no influye, porque aunque sea una persona que haya mejorado por tu ejemplo, ya es algo ganado. Aquí en Taiwán, la primera imagen que recibí en el aeropuerto fue esta: Limpieza, cultura, consideración de los adultos mayores, educación, tecnología, belleza.

La pregunta clave es ¿qué imagen quiero proyectar? Y es aquí, donde encontramos las respuestas a nuestra manera de comportarnos y ser.



4. FAMILIA

Otro de los temas que más amo: la familia. Me encanta ir a sitios donde tienen consideración por mi hija, donde han puesto lugares estratégicamente diseñados para ella y donde ella también disfruta su estancia. En México, a comparación con otros países, no se tiene consideración por estos dos grupos: los niños y los adultos mayores. Tampoco se tiene consideración con las personas con discapacidad, pero ese punto no lo tocaré ahora.

Cuando comenzamos a darles la debida importancia a todos y a hacer lugares que son “familiares” pero dentro de los mismos ponemos amenidades para estos dos grupos, es que hemos comprendido el valor de la familia. Un ejemplo sería poner áreas y amenidades bien establecidas de juego para niños y lugares cómodos de fácil acceso y preferenciales para adultos mayores en empresas del sector público y privado.

Esto más que nada va dirigido a los empresarios, puesto que en su mayoría son ellos quienes deciden los diseños que se siguen en las empresas que prestan sus servicios y/o productos a la sociedad.

¡Me encanta Asia! Y ahora puedo decir que Taiwán me ha dejado un gran sabor de boca porque tiene todo perfectamente detallado para las necesidades familiares. Sé que mi hija encontrará diversión en medio de lo que pareciera ser serio y mi padre que ya es de la tercera edad, podrá acceder a todo lo que necesite de manera rápida, fácil y amena, haciendo de nuestras vidas más fáciles.

Cuando comprendemos que la familia es el núcleo de la sociedad y la tratemos acorde, podremos diseñar empresas que traten de mantener una unidad, lo cual contribuye a la sociedad y a la cultura. México es un maravilloso país donde la familia forma una parte importante de la sociedad, sin embargo los negocios no han sido adaptados a ésta ni a sus necesidades.


Todavía hay un largo camino que recorrer, pero es posible cambiarlo poco a poco e implementarlo para el beneficio de todos los mexicanos. Si, aún hay cosas que podemos mejorar como sociedad, pero más allá de ello, el hecho de hacerlo como personas, es lo que podremos dejar en nuestras futuras generaciones. ¿Qué clase de México queremos dejarles? Todo comienza en nosotros.

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