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Expandiendo fronteras mentales



Hace ya muchos años, mi primer viaje sola al extranjero fue a Japón. Esa fue una de las experiencias que más me han marcado. En ese viaje, vi a tantas nacionalidades, idiomas, culturas, fue normal encontrarnos en una plática yo Mexicana, con gente de Japón, Italia, China, Corea, Francia, Reino Unido, Alemania... En ese viaje mi mentalidad cambió, mis paradigmas poco a poco se fueron cayendo, me di cuenta de las posibilidades que el mundo albergaba para mí, solo si me esforzaba. Vi a familias compuestas de matrimonios donde uno provenía de un país y la otra de otro continente y vivían en un tercer país con los niños hablando tres idiomas fluidamente. Me maravillé y dije: Quiero eso.


Y me senté a observar y escuchar las historias de la gente. Todos tenían algo maravilloso qué contar, y yo tenía oídos prestos para escuchar. Todo eso me hizo expandir mis fronteras mentales y decirme "ese ejemplo quiero dejarle a mi hija..."


En mi paso por el ámbito educativo, siempre trato de infundirle a todos mis alumnos y personas con las que trabajo, el seguir sus sueños y la realidad de que pueden lograrlos. Obviamente con quien más he trabajado en este aspecto es con mi hija. Los sueños no se cumplen si no existe esfuerzo de por medio. Pero siempre hay que empezar con el fin en la mente. Yo vi a mi hija, pequeñita de meses y le decía mientras miraba su carita, "tú hablarás varios idiomas, tú conocerás el mundo, tú lograrás absolutamente todo lo que te propongas..." Muchos dicen que los bebés no entienden, pero está demostrado que entre más reforzamiento positivo demos a nuestros hijos, más fácil les hacemos el camino por esta vida y crecen con menos obstáculos. Yo quería eso para mi hija. Después de mucho tiempo y tratando de comprobar algunas teorías que leí, hoy me atrevo a afirmar que somos nosotros como padres quienes mayormente influimos en el éxito o fracaso de nuestros hijos. Somos nosotros quienes les impulsamos o detenemos.


Y esto repercute hasta la tercera y cuarta generación, ¿por qué? Porque se forman patrones familiares, ya sean positivos o negativos, ¿estás familiarizado con que en una familia el linaje ha sido de abogados o que en otra todos son contadores, o que en otra todos son artistas, políticos o deportistas? Yo he visto muchas. Esto es un linaje, un ejemplo muy claro de los patrones familiares. Así como se heredan las cosas materiales y también el gusto por algunas otros hobbies, podemos entender que también se heredan los patrones familiares ya sean positivos o negativos.


Cuando comprendí esto, me dije que debía cambiar mis patrones para que mi hija tuviera un punto de referencia y lo siguiera. Para mí es importante que ella sepa idiomas, así que yo aprendí y con el ejemplo ella ha visto la importancia de hablarlos y con ello se le quita el miedo. Muchos de los papás de mis alumnitos llegan a mi hablando muy bien un segundo idioma el cual quieren que sus hijos aprendan, pero ellos jamás les hablan a sus hijos, jamás hablan entre ellos y jamás le muestran a sus hijos los beneficios de aprender idiomas, porque les da pena. Se podría lograr mucho más si decidieran hablarles sin miedo, así sus hijos lo verían como algo "normal" y lo harían más fácilmente. Pero mientras no lo hagan los hijos también crecerán con esa "pena". Otro ejemplo es que yo quería que mi hija no tuviera impedimentos mentales, que supiera que si ella quería podría viajar a otro continente sin problemas y que se quitara esa mentalidad que desde chicos nos inculcaron que "solo los ricos pueden viajar a tantos lugares". Así que me di a la tarea de cambiar mi pensamiento respecto a esto y en vez de pensar que es un sueño imposible visitar Egipto, tan solo la agarro conmigo y me la llevo o le enseño las fotos y le cuento anécdotas para influir en ella, para demostrarle que es posible y que ella puede acceder a eso. Sí, se necesita esfuerzo para romper los patrones negativos y transformarlos por positivos, pero una vez que lo hacemos, se comienzan a seguir en automático.


Otro ejemplo importante para mí, era que ella entendiera sobre la importancia de la educación, pero más que la académica, la de valores. Y que se diera cuenta que tiene la oportunidad de acceder a la educación que ella desee si se esfuerza, no importa que parezca imposible así como el poder asistir a todas esas universidades de la liga de la hiedra (Ivy League). Ahora para ella no es imposible. Sabe que si quiere puede, solo debe esforzarse. Pero todos estos son patrones que se han ido cambiando.


Si, también quiero que sepa que todo lo que sueña puede lograrlo, no importa si es tan "loco" como llevar a la raza humana a la luna o inventar la cura para el cáncer o desarrollar una nueva tecnología o descubrir nuevas especies marinas, lo que quiero que sepa es que TODO es posible, si cree y se esfuerza. Porque en el pensamiento es donde se ganan o se pierden las batallas. Con solo ver a una persona, puedo darme cuenta si logrará o no lo que dice o si cumplirá sus sueños o no. Porque la batalla de la mente se proyecta en nuestras decisiones y se demuestra en nuestras vidas.


Nuestras decisiones influyen en cómo será nuestra vida, pero también en cómo será la vida de nuestros hijos, nietos y bisnietos. ¿Cómo queremos que la vivan? No es posible decir que "no hay oportunidades o que mientras crecimos no había oportunidades". Esa frase fue hecha para los mediocres que no quisieron nunca esforzarse más y salir de su zona de confort. Porque para aquellos que aunque parece que no vemos oportunidades, seguimos sin quitar el dedo del renglón, creamos las oportunidades, y como siempre he dicho, cuando se tiran los dominós en fila, siempre es el primero el que causa incertidumbre y que necesita el impulso, lo demás sólo va cayendo. Así es la vida, entre más nos esforcemos, nuestros músculos de resiliencia comienzan a ejercitarse y así llega una oportunidad y estamos listos y otra y es más fácil y después el camino se hace mucho más fácil, pero si nunca lo intentamos por miedo al fracaso o porque "no hay oportunidades" no nos quejemos de que ese mismo pensamiento lo tendrán nuestras futuras generaciones. Nosotros podemos lograr todo lo que nos propongamos y a medida que avancemos, iremos pavimentándole el camino a nuestras siguientes generaciones.


Tú como padre, ¿cómo te gustaría que vivieran?

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