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Sembrando



Es triste ver que no toda la gente alcanza a desarrollar todo su potencial. Me ha tocado ya muchísimas veces, ver a personas con una capacidad impresionante de hacer cosas pero con una actitud y mentalidad derrotista y perdedora. Y cuando los veo desde afuera, a pesar de mostrarles y hacerles ver las cosas, me doy cuenta de que no van a cambiar, no saldrán de ahí, no lo harán porque, su visión es muy pequeña y prefieren enfocar su tiempo en lo sucio, viejo y roto en vez de en lo limpio, nuevo y completo. Así que me doy media vuelta y los dejo.

El cambio llega a quien quiere cuando lo desea. Por más herramientas, medios, secretos y demás cosas que pongamos al alcance de aquellos que dicen querer cambiar y mejorar sus vidas, si en realidad no quieren pasar por el proceso y pagar el precio de forjar el carácter, simple y tristemente no llegarán a nada.


Pongo un ejemplo aleatorio:

Una persona que dice que quiere salir de pobre, que se queja y queja y queja de todo a su alrededor. Del vecindario donde vive, de la Ciudad, de la familia, de su trabajo, de su peso, de que es "feo/fea", etc. Desde mi perspectiva todo esto se puede cambiar.

¿Ya no quieres ser pobre? Pues se consigue un mejor trabajo o emprende un negocio, pero para poder hacer esto, será necesario capacitarse primero para adquirir el conocimiento necesario para hacerlo. Después será poner en práctica lo aprendido y seguir adelante y todo esto llevará tiempo. Esto podrá permitirnos mejorar nuestra calidad de vida, cambiarnos de ciudad, de vecindario, nos sentiremos útiles, felices y procuraremos ocuparnos más de nuestra salud comenzando a comer sano y a hacer ejercicio, esto hará que bajemos de peso y por lo tanto nos sentiremos más realizados. Se lee fácil pero para poder llegar a esto debe haber un cambio de pensamientos y mucho trabajo en cambiar patrones que se vienen arrastrando y hábitos dañinos por hábitos positivos.

Sin embargo lo que en su mayoría me he encontrado es con personas que vienen y se quejan y dicen que ya no soportan su situación pero, no quieren pasar por este proceso. Al contrario, esperan que otros les den lo que desean o que les llegue dinero de repente y así, cambiar su situación.

Absurdo. No hay otra manera de catalogar a este pensamiento. Y así es como muchos se quedan estancados aún después de años. Porque no quisieron pagar el precio por sus sueños.

El conocimiento está ahí al alcance de todos. Los maestros aparecen cuando el alumno está listo, sin embargo también se van si ven actitudes que no son correctas. Un maestro tiene una visión mucho más amplia de las cosas, por eso nos puede guiar. Por eso nos puede decir por donde andar y por donde no, hacia donde ir y hacia dónde no, cómo hacer las cosas y cómo no, sin embargo cuando nuestro ego es mayor que nuestra sabiduría, tildamos a estos maestros de muchas cosas y nos quedamos estancados en nuestra "sabiduría" que no es más que nuestro ego hablando. Y así no se llega a ningún lado.

He visto a personas con enfermedades, tristes, con dolor, a los cuales en un santiamén les puedo decir una serie de pasos para salir de su situación y muchas veces al decirles me miran hasta con enojo de no "comprender su situación". Pero no es así, es porque no solapo su victimismo y eso les duele en su ego, porque desean llamar la atención a través de ello. Me ha tocado hablar con personas donde pasan cinco o siete años y cuando nos volvemos a ver para platicar siguen con el mismo problema que me contaron hace años. Y yo me quedo pensando y digo "¿y en todo este tiempo que ha pasado, no han podido cambiar para mejorar su situación?" Y la respuesta es no.

En un libro lleno de sabiduría muy antigua dice que por sus frutos conoceremos a las personas y esto es muy cierto. A través de los frutos de sus acciones me puedo dar cuenta cómo es que está su mente y cómo es que manejan sus pensamientos. Me gusta la gente que lleva frutos. El solo verlos me llena de fuerza, motivación y alegría. Aparte de que su semblante irradia felicidad. Me gusta estar con gente feliz no con gente pesimista.

De los felices puedo aprender mucho, y aunque he visto que tienen problemas a veces, pareciera como si un halo de seguridad y confianza los envolviera y no tuvieran miedo de nada y caminaran así, sin miedo. ¡Qué bello es toparme con gente así en mi camino!

He tenido muchos pupilos de la vida. Unos me han sacado lagrimas de felicidad al ver cómo han avanzado y cambiado sus pensamientos y con ello sus acciones, pero otros me dejan un rostro bajo porque simplemente veo potencial desperdiciado. ¿Por qué? Por qué el ego de ellos ha sido más grande que sus ganas de mejorar. Así que sonrío y sigo con los demás.

En ese libro lleno de sabiduría, dice que así son las cosas. Uno siembra muchas semillas pero unas caen en pedregales, otras se las comen las aves, otras las ahogan las espinas y unas pocas, muy pocas son las que dan fruto. Así es la vida. Uno puede hacer mucho por querer cambiar el mundo, pero no todos están listos para recibir esta sabiduría. Así que podrás sembrar en la vida de muchos y no tienes por qué sentirte mal si a unos los ahogan las espinas, otros se los comen las aves u otros se pierden entre los pedregales. Tú enfócate en seguir sembrando, en hacer ese cambio que deseas y uno, aunque sea uno, será quien caiga en buena tierra y lleve fruto al ciento por uno. Los demás no estaban listos para la siega.

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